Ser de una universidad pública

Ser de una universidad es ser parte de una estructura académica. Serlo de una pública es ser parte de un proyecto...
La Usac necesita asumir la mirada hacia adentro, reflexionar sobre sí misma, no tenerle miedo a la autocrítica profunda. Hemos sido parte de las graves crisis estructurales del país y la región, pero también tenemos nuestras propias crisis internas. Estas situaciones han afectado la calidad docente, investigativa y de incidencia social. Pero no hay que dejarse avasallar por una depresión que aniquile y nos impida seguir para adelante. Ni quedarnos viendo por el retrovisor nuestras viejas glorias, sin ver lo que somos y tenemos hoy, pero tampoco sólo ver por el parabrisas, sin llenarnos del orgullo sano, de la profunda identificación y pertenencia a la más gloriosa y antigua universidad de este país.

La hiperpolitización de la vida universitaria empieza a cobrar facturas muy serias, irónicamente en tiempos de mucho desinterés político de la mayoría de estudiantes. Como proyecto académico con una naturaleza política revolucionaria y de compromiso social,  el activismo político (interno y externo) empieza  a mostrarse como un elemento a transformar, si pretendemos ser la universidad que necesita la historia presente y futura. No se trata de las posturas falsas de la neutralidad y la apoliticidad, pero necesitamos dejar de ser universitarios que ejercen la falsa academia para vivir de la política. Necesitamos vivir la academia para ejercer la verdadera política. No podemos ser académicos sin ser políticos, pero hemos llegado al punto en que somos políticos sin ser académicos ¡dentro de la más clara de las estructuras académicas del país! También hemos llegado a ser académicos que reducen la academia al simple “dar clases”, sin la comprensión y la incidencia en la realidad concreta que nos rodea.

La crisis actual ha llegado a un punto en que ni los argumentos, ni las disposiciones legales, menos las acciones violentas, son capaces de resolverla y ha creado una enorme discusión nacional llena de aportes importantes y válidos. Llena, también, de arribistas de todo tipo (los que se aprovechan para tener cámaras o sus “15 minutos” de fama, los que se aprovechan para sacar sus armas en contra de la Usac, los que se dicen “ser de la USAC” pero sin haberle aportado nunca nada).

Este es momento para recuperar el sentido de “ser de una universidad pública”.

Ser de esta universidad es tener compromisos serios con la sociedad guatemalteca. Los dineros son públicos, la responsabilidad es, entonces, con el Estado mismo. Ser de una universidad pública es debernos, principalmente, al pueblo mismo que es el norte y dirección fundamental del académico. No nos debemos ni a empresas, ni a estructuras privadas, ni a gobiernos o partidos políticos determinados. Ser de una universidad pública es tener serios compromisos con la transformación del país, con los intereses de las grandes mayorías. Esto tiene un hondo sentido político, pero sin abandono de la búsqueda del ejercicio académico con alta calidad, con alto esfuerzo. El pueblo merece la mejor calidad académica posible.

Ser de una universidad es ser parte de una estructura académica. Serlo de una universidad pública es ser parte de un proyecto cuyo sentido, norte u orientación política están, inconfundiblemente, cercanos a la población excluida.

Por todo ello, necesitamos resolver, prontísimamente, esta situación crítica, para seguir en el camino, no detenido, ni corto, ni pronto, de actualizar, profundizar y resignificar nuestra pertenencia a la Usac. El primer paso es volver a los edificios, pero para ir transformando sus estructuras.

Carlos Aldana Mendoza
email. carlosaldanam@gmail.com

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